Nubla los pesares del día, y enciende, a
Su vez, las estrellas que nos regalan su
Compañía.
Cuyo brillo nos permite en nuestras
Sombras embriagarnos: tocar el cielo,
Su cénit, son nuestros corazones
Sincronizados.
En esta página iré escribiendo en versos lo que observo, siento y pienso.
La vida es hermosa y de ella me aprovecho día a día.
Las desdichas son parte del caminar de la vida, de nuestra pequeña estancia en la tierra, porque de ella nos iremos y seremos enterrados bajo la tierra.
Lo más hermoso de mi vida, de este simple individuo que escribe estas líneas, es Lidia; ella es mi complemento, mi remedio en los malos momentos y el aliento para despertarme cada día y decirme frente al espejo: "qué buena vida".
Camino sobre la arena con mis pies descalzos dejando sobre ella mis huellas; algún día moriré y quiero dejar mis marcas en esta vida, esta hermosa vida. Quiero caminarla con ella, con Lidia.
¿Cómo describir en líneas lo que no está escrito, las fuertes emociones que los violines chillan? A veces pienso que la vida es alguna partitura...
Hermosa Lidia, hermosa vida, música del harpa y demás instrumentos del concierto al que todos pertenecemos, aquél donde somos actores y que al morir se reconcilian las desdichas y los amores, ¡oh los amores! Los amores se entrelazan en uno solo, ¡uno solo!
Melancolía que aguarda mis pasos para quedar en paz... Me iré con ella, con Lidia, a tomar un sorbo de paz y acariciar las hojas que del cielo caen para mecernos en ellas, para finalmente dormir juntos y levantarnos en un nuevo...hermoso día...
Desgraciadas sean las banderas y los nacionalismos que los gobiernos crean.
Desgraciado aquél mandatario: un asesino de cuello blanco.
Desgraciados todos aquellos que guardan silencio y ven brotar la sangre sobre el concreto.
Desgraciada la ideología que aglutina el fanatismo en la mayoría.
Desgraciado quien se beneficia del cuchillo y del plomo de los milicos para oprimir las voces de la libertad, callándola, mancillándola.
Desgraciadas sean las banderas, desgraciadas mil veces sean: el hombre es hombre y los colores que flamean no marcan diferencia.