Poesía

Poesía

miércoles, 19 de febrero de 2014

Desgraciadas sean las banderas

Desgraciadas sean las banderas y los nacionalismos que los gobiernos crean.


Desgraciado aquél mandatario: un asesino de cuello blanco.


Desgraciados todos aquellos que guardan silencio y ven brotar la sangre sobre el concreto.


Desgraciada la ideología que aglutina el fanatismo en la mayoría.


Desgraciado quien se beneficia del cuchillo y del plomo de los milicos para oprimir las voces de la libertad, callándola, mancillándola. 


Desgraciadas sean las banderas, desgraciadas mil veces sean: el hombre es hombre y los colores que flamean no marcan diferencia.