Poesía

Poesía

viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Y osas preguntar quién es ella?

Cuando el frío enerva las venas,
El corazón es niebla. Cuando el
Calor las enerva, abrazan las
Llamas a su níveo pecho de luna
Llena.

¿Y osas preguntar quién es ella?

Si el latido pasivo sosega, no hay
Senda hacia el despertar del alba
Serena. Mas si el fulgor de la lumbre
Al horizonte dibuja un cuerpo de
Mujer, es ella.

¿Y todavía osas preguntarme quién es ella?

Ella en el día es la lumbre de primavera, y en la noche, es cometa que atraviesa las estrellas.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Todo está bien

Todo está bien, y mis pensamientos corren como un tren que está a punto de descarrilarse, sin perder el rumbo, horizonte nuestro.

Las manos húmedas y el dinero frío, el bolsillo lleno, pero el nervio excitado de peso.

Sientes las entrañas comprimidas, y el corazón al oído recuerda que eres vivo.

No hay, o tal vez si lo hay, perdón del cosmos por lo sentido.

Fuego y alcohol embadurnan la garganta seca, y se oprime ésta contra el hambre que los pobres padecen.

Una moneda es lanzada a lo alto con el pulgar,  y me apuesto la sal marina contra el velo que ingresa al altar.

Piensas, pero lo mejor es no tratar, y dejar que las palabras fluyan con el bolígrafo en mano rodando, y quemando lo blanco  del papel, sol fugaz y la mente, el ajedrez.

Jugamos con ella y se enoja contra el nervio por no ser lo que el cuerpo quiere realizar.

Dejad la fiebre pasar, y dame tu mano que sólo no quiero estar.

sábado, 4 de abril de 2015

La ansiedad.

Quiero ser normal como los niños
que en el parque juegan. Quiero
poder llorar sin tener miedo a la
vergüenza.

Y quiero sanarme de esta ansiedad
que me desespera. Es fuerte como
el cabernet sauvageon, y amarga
como la cerveza.

El lid entre el espejismo de la
muerte y respirar el éter. Respirar
para vivir, despacio sino desesperas.

Sentir las piernas adormecidas y
las manos que tiemblan. El
hormigueo comprime el pecho,
mientras solicitas una mano que
te sostenga.

Querer paz y convencer al cuerpo
que volverá a la normalidad. Querer
huir de la pesadumbre que supone
batallar contra uno mismo sin tener
armada la defensa.

Te agarra la ansiedad de imprevisto,
te embriaga con su pesado vino y su
cerveza. Corres, buscas ayuda, lloras,
tiemblas. Un tsunami de emociones
inundan la paz que anhelas.

En los momentos de alegría el corazón
se excita. Yo quiero sentir esa excitación
sin pensar, ¿por qué lates más rápido
corazón mío?

Sentir pánico ante cualquier banal
circunstancia. Combatir contra los
designios de la mente es un arduo
trabajo, per necesario.

Imaginad un escalofrío con punzadas
en el pecho, la mirada perdida en
mareos, y en el estómago un nudo
que aprieta. Es temporal, pero en esos
cortos minutos, consume el cuerpo
entero, matándote de poco en poco.

Imaginad tener una hoguera calentando
el pecho, y como la lava del volcán al
estallar, va carcomiendo tu cuerpo hasta
el final. Eso es ansiedad.


sábado, 14 de febrero de 2015

El Tiempo

Parcelas de alegría que atesoramos.
Momentos de tristeza cuyas lágrimas
besamos.

Risas de tu boca son piezas inmortales
en los confines de mi ser: desvanece el
orgullo, y entre mis brazos te quiero
tener.

Reescribes mi infancia y adolescencia,
donde tú no estabas, y aún así, te
extrañaba. Vacíos que el tiempo deja
en nuestras manos, y los besos que
pudieron ser en un espejo quedaron
para siempre reflejados.

Lo que pudo ser no fue, y es de tu
color de rosa ahora que lo es. Lo es,
porque el tiempo premia los vacíos
cicatrizados.

El destino, si es que existe, pudo
juntarnos hace muchos años, pero
aún así, siento que mis memorias
son tuyas, como si hubiésemos
unido estado.

Amarte es desahogar lo que muchos
años guardaron. Amarte a ti es júbilo y
calma, salvo cuando la pasión
afortunadamente salta.

Todos los años anteriores a ti son una
razón más para vivir, porque la
esperanza jamás la perdí. Recuerdo
cuando por primera vez te vi, y me dije,
ella es la mujer con la cual voy a vivir.

Alegría y tristeza van de las manos;
sin ellas, ¿qué hubiera pasado? No
lo quiero saber, ¿para qué, si juntos

caminamos?

miércoles, 14 de enero de 2015

Céfiro, mares.

Te asemejas al aire, etérea fémina de pupilas insondables, céfiro ahondando en mis mares.

Infinito el amor que arrastran los mares, orillándose en mí, envolviéndome con tu clápide.

Seamos como el agua de mar, tú, la corriente, yo, la sal: venturoso céfiro que lleva en su pecho fervor para unir a dos.

Oh, amor mío, céfiro infinito, cuando las almas se abrazan, un universo mana.

Y en la nada, brota la bienaventurada agua de la fontana: eres diafanidad de luz arrebujándonos en su agua.