Poesía

Poesía

sábado, 16 de agosto de 2025

Imaginar

 


¡Ay barca mía cómo trémula transita!

Busca algarabía, mujer con el 

corazón que palpite carmín de rosas

y labios que se entreguen a dar un 

beso, y, ¡Rápido! ¡Qué la soledad

marchita!


Levantarse deseando el roce de

su piel, un abrazo de mujer, es 

mucho desear aunque se necesite

amar, un volcán que desea estallar.  E imaginar…


Primavera las manos de nácar 

que marcan mi espalda, bella 

imagen que bajo esta noche 

estrellada imagino envuelto 

bajo las sábanas: sus uñas 

sangrándome pequeñas gotas 

sobre mi espalda, su rostro se 

dibuja y marca bajo una 

almohada, y de su boca escapa 

un hálito que se deshace 

suavemente bajo mi respiración

agitada.


Bella fantasía que mi barca busca

para acalorarse bajo la soledad que 

la arropa cada noche y cada mañana. 

Me embriaga ver sus ojos, clavarme

 en su mirada, y que clave la suya en

la mía y que una sonrisa se le dibuje

 delicada.


Hermosa fantasía que mi mente 

maquina, pues la soledad prolongada

es penumbra, y mi barca, el alma, 

se embriaga con imaginar el alba: 

una mirada. 


miércoles, 13 de agosto de 2025

Sueño


Anhelo no caminar solo, de tener una

compañera de vida, de formar una

familia. Y es de noche, la oscuridad 

dormita, y me entrego a la fantasía,

pues, ¿qué más quiero que vivirlo

en sueños sin que medie la 

melancolía?


La soledad es el silencio que muerde,

tiniebla persistente alojada en mi 

pecho cuando aquella aqueja. Parto

a dormir, y quiero que el sueño sea

eterno, porque al levantar… vuelve

la realidad.


Hermoso y anhelado sueño donde

se difunden mis más profundos 

deseos, algarabía temporal, un 

gusto pleno. Quiero que se 

transmuta en realidad esa otra

vida, esa que sueño. 


Y si me preguntan qué quiero:

A esa fémina que pienso, que

camina a mi lado y me da la 

mano en sueños. La luz está

apagada, no entra ni un ápice

de destello. En mi oscuridad me

entierro anhelando soñarla, 

de darle un beso, y que continúe

ad Infinitum el susurro de la 

noche, susurro que apacigua 

mi alma, susurro que calma.


Mis párpados caen bajo el

letargo del cansancio, y una

sonrisa se dibuja en mis labios:

tal vez hoy sí soñaré, tal vez hoy

sentiré plenitud, aunque sea un

corto momento.


El sueño, el paraíso de quienes

caminan solos, de quienes la

soledad abraza bajo un manto 

de fuego.

martes, 12 de agosto de 2025

Puente de nieve

Quiero que mis poemas sean un canto de amor y no 
a la soledad. Quiero que mis versos sean hermosos
como sus manos translúcidas lo son cuando alguna
vez tomó la mía para una formalidad y nada más.

Quiero escuchar su voz, y no separado bajo un telón,
quiero escucharla decir buenas noches y buenos días,
mas no puedo, e imaginarlo lastima mientras escucho
Nuvole Bianche de Einaudi: sus partituras, toman vida
en un parlante no lejano, que suaviza el alma como el 
vino al cuerpo, y me hace entregarme a la fantasía.

Suena I Giorni del mismo autor, el piano una flor
para quien es una tumba en demostrar calor, calor
que aspira tenerlo, de decirle basta, no puedo 
verte más, me revienta el pecho de palabras que
quieren estallar como lo hace un volcán. 

Callar y callar, la vergüenza, amargo dilema,
querer y no poder, lo que los tímidos 
aguardamos para no ser rechazados. 

Soy un puente frío de invierno cubierto de 
nieve que se revela suavemente con pasos 
que van dejando huellas en la escarcha
durante la madrugada, cuando no camina 
nadie, pues es ahí cuando es posible revelar
al viento, cantándole un poema ciego, que
merezco amor, amar y ser amado. Revelar
sin revelarle nada, manteniendo el secreto,
e imaginando... imaginando... ser alguna vez
amado.



 

miércoles, 2 de julio de 2025

Antes de dormir



Siento que de alguna forma en tu 

pecho me sientes a la distancia, que 

me piensas recordando los momentos

juntos bajo el paraguas de la ciudad

que no cesa de actividad.


Has sido lo más cercano al cielo que 

he llegado, recordando tu mano

bajo mis labios, y tu cara deseosa que

la siga besando.


Camino por las calles de la ciudad que

no cesa de actividad preguntándome 

si seguirás disminuyendo la llama de tu

vida, lastimándote por una moneda, 

como si de caridad fuera.


Camino lamentándome del fracaso de 

no haber logrado salvarte del naufragio,

habiendo querido levantarte del abismo

en que todavía hundida estás. Mas tu

decisión fue la más fácil, la que más 

duele, la que a largo plazo te entierra 

más.


Mira, te doy mi mano, tómala, no todo

está perdido, mi querida amiga, amante,

compañera. Tómala, aquí estoy, que el 

alba volverá, la lluvia en susurros se 

apagará.


Toma mi mano, sé que rota estás, y 

aunque el mundo sienta que se me cae

en pedazos, callo el dolor para no 

verte desesperada, amiga mía, por

querer conseguir una moneda que

a tu cuerpo lanzan con facilidad.


Yo daría todo por poder tocarte, de

poder sostenerte de vuelta, de enjugarte

una lágrima, a pesar de las mentiras que

poco a poco descubría. 


Esta noche te extraño, la anterior también,

y las otras igual. Siento una pena abrasadora

que carcome mi pecho, que lastima sin

sentirte otra noche más.

lunes, 2 de junio de 2025

Tinta y fuego

Previo a dormir te escribo estos versos que merecen ser plasmados con tinta y fuego:

Escucho una pieza que me recuerda a  ti. Es una pieza dulce, similar al sentimiento de paz y deseo que se me acumula en mi pecho. Paz y deseo al verte, como si de un violín eufórico se tratara.

Escucho la pieza y tus manos se escurren sobre mi piel en mi imaginación, pues esos dedos parecieran creados por los mismos Dioses del Olimpo, formando una mano de nácar, y me gusta cómo la sostienes contra tu cara cuando me miras fijamente frente a un telón que nos separa. Tú escuchas, y yo  fijo mi mirada en tus ojos: un vado de agua esmeralda que me calientan como una taza de chocolatada. 

Tus ojos me calientan el alma, al verlos siento cómo el mundo se aquieta, y dulcemente, en crescendo, asciende mi deseo de comerte esos sutiles labios que tienes, de sentir las brasas de un beso, de pensarlo, de querer palparlo. 

Me aflige por dentro el no poder decir las palabras que callo por solemnidad y respeto que ante ti siento, y pienso… cómo me hubiese encantado haber encontrado tu rostro y el rizo de tus cabellos primero. 

Yo escribo estos versos, te pienso, y es en la noche cuando más lo pienso, una primavera eterna, las jacarandas florecientes adornando tu pelo. Pensarte me acalora el cuerpo, se siente bien, lo deseo. 

Pinceladas de rayos de sol en tu castaño pelo, un telón de fondo que nos separa de vernos, frente a frente, lo anhelo. Amo escribir estas palabras, amo lo que hago, amo entregar al mundo lo que por ti pienso y siento. 

Y quiero decirle al viento para que en una tormenta su silbido en tu ventana te susurre que me has hecho ver el mundo de colores distintos, que el gris puede ser verde grisáceo, sereno, paz, al mezclarse con el destello de tus ojos en una noche de invierno. Y que en un beso tuyo el gris ser pardo rojizo. 

Tantas palabras que se lleva el viento, murmullos que nacen en la oscuridad de la noche y que no se atreven en llegar a los oídos por la ansiedad que carcome a quienes ansían el deseo, pero les aflige de antemano el poder ser desdeñados, desairados. Si tan solo los ojos pudiesen hablar, mucha ansiedad e incertidumbre se pudiera evitar. Y es por ello que es preferible escribir y saber callar.

lunes, 19 de mayo de 2025

Imagino

 



Eres poesía para mis ojos, se complacen de verte, rostro hermoso de esmeralda y nácar. Espuma de Venus, prolijo rostro hija de Urano, eres primavera en invierno y el sol en mis veranos. 


Ay, te pienso ahora más que nunca, y te escribo estos versos que jamás leerás porque soy el mejor para callar, plasmando en papel palabras para de pecho no enfermar. 


Ferviente deseo de confesar, de bordar mis palabras de dulzura para que, al rozar tu oreja, dejarlas en tu oído en un soplo entrar. Dejo la imaginación volar.


Me puedo quedar un día entero escribiendo los versos más bellos con tan solo contemplar una imagen donde tus ojos verdemar pueda apreciar, tanta paz ellos me dan, pero enamoran además, volátil imaginación que quieto no me permite estar.


Ese ferviente deseo de no ser una hoja poco prolija que va cayendo marchita, de querer ser deseado y amado, que me permita imaginar cuerdamente momentos deseados.


Te inmortalizo con mis versos imaginándonos a los dos montando a Pegaso en los cielos, para ser rayos y truenos. E imagino…


Imagino tenue luz de luna, silencio y penumbra, eres mi devoción al tacto que no alcanzo sentir por silencio guardar para seguir viéndote y no ahuyentar; las yemas de mis dedos sobre tu manto de nácar quieren estar, deslizándose,  poniéndote la piel de gallina, y, ¿ves? Dejo la imaginación volar.


Imagino tu rostro volverse rojo si algún día mis versos llegaras a encontrar, las palmas de tus manos agarrar. Quiero gritarlo al silencio, como si de un volcán fuese mi pecho a punto de estallar.

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Amo mis letras, letras que no son mías, pues si ella no existiera no estuvieran mojadas en tinta. Fleur de vie, fleur du bonheur, mes paroles sont à toi, je te pense sans que tu le saches, tout le temps, surtout quand je suis seul, laisse-moi te voir.

domingo, 4 de mayo de 2025

Poema nocturno

 


Bebo mirando fijamente tus ojos

hasta embriagarme de ti, y

me pierdo desenfrenadamente en

tu sabor, en tu piel, en tus manos

que aprieto contra las mías y tu

corazón que fuerte palpita.


He dejado mis labios moldeados

en tu cavidad sureña, un suspiro

carmesí donde beber yo el néctar:

desenfrena en ti suspiros profundos

do tu espalda arquea.


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Es de noche y no estás. La luz

tenue me hace sentir más la falta,

la mucha falta que haces, que

solo aspiro dormitar. 


Es como ser un  lobo en celo 

abandonado y solo en un 

desierto.


Y al dormitar, yo deseo, y deseo…


Deseo como buen caballero 

llevarte hacia mi hogar como

mujer mía, y yo tuyo, tuyo 

hasta el último hálito de 

aliento. 


Deseo que llegue invierno, que

el frío haga que eches de menos

el calor de nuestros cuerpos, el 

deseo de piel, y de los vidrios

cubiertos de sombras y nuestros

reflejos.

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La melodiosa voz con tu acento 

marcado de norte es un verso 

entonado al cielo. Esa boca 

con sabor a frutilla a la crema,

do florece tu origen con cada

sonido que emite, la quiero

comer hasta hacerte temblar

de placer y algo más, pues

también es deseo.


Escucharte es música, mirarte,

mirarte… mirarte es ver arte. 

Y, ¿amarte? También, un arte.


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¡Ay! Me recuerdas, en parte, al

dulce sonido de violines, y en 

parte, al vaho que deja el aliento.


Te echo de menos, flor carmesí,

tu fragancia quedó en mi piel, 

llevándote a donde sea que vaya,

adentro.


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Vuelve la noche, otro día más de 

solo textos, un par de horas que

nos aleja el viento. Y pienso en lo

bien que nos amemos.


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Llegó el alba, “¡despiértate!” 

escucho que me susurran al 

oído, y hay un vacío: si tan solo

pudiera seguir durmiendo, 

soñando, mi silencio.