Me han contado que en esa
noche de enero mientras el
viento tiraba de tu cabello
sentiste un fulgor en tu pecho.
Me contaron que soplaba fuerte
el viento a los helechos, el viento
susurrándote al cuello, el viento
llenando tus sentidos de placenteros
escalofríos.
Y pienso, ¡qué corta vida que
tenemos! Las horas se hacen
días, los días semanas, las
semanas meses, y éstos alcanzan
su máxima realización al culminar
en años, un conjunto de fotogramas
Al click de un obturador.
Y pienso en esa noche de enero
mientras tus cabellos los soplaba
el viento: quiero inmortalizar mis
recuerdos, lo que me ha contado
Eolo, el Dios del viento.
Y no quiero morir después de haber
conocido el amor, no quiero morir
para luego no recordar enero, no
quiero morir si sola te dejo.
Es de noche y los Dioses me
inspiran para escribir estos
versos. Hermes ha venido a
confirmarme lo dicho por Eolo,
¡qué sentiste un fulgor en tu
pecho!
Veo a las estrellas y quisiera que
tú y yo formemos una constelación,
para ser inmortales, ¡qué enero sea
eterno!
¡Venid conmigo a pasear por los
astros! Escojamos nuestro puesto
en el cielo, seamos estrellas, seamos
eternos, qué nos vean los cómplices
de Prometeo para siempre en el
firmamento, ¡hagamos valer para
siempre enero!