Poesía

Poesía

sábado, 28 de noviembre de 2020

Enero

 


Me han contado que en esa

noche de enero mientras el 

viento tiraba de tu cabello

sentiste un fulgor en tu pecho.


Me contaron que soplaba fuerte 

el viento a los helechos, el viento

susurrándote al cuello, el viento

llenando tus sentidos de placenteros

escalofríos.


Y pienso, ¡qué corta vida que 

tenemos! Las horas se hacen 

días, los días semanas, las

semanas meses, y éstos alcanzan

su máxima realización al culminar

en años, un conjunto de fotogramas 

Al click de un obturador.


Y pienso en esa noche de enero

mientras tus cabellos los soplaba

el viento: quiero inmortalizar mis

recuerdos, lo que me ha contado 

Eolo, el Dios del viento.


Y no quiero morir después de haber

conocido el amor, no quiero morir

para luego no recordar enero, no 

quiero morir si sola te dejo.


Es de noche y los Dioses me 

inspiran para escribir estos 

 versos. Hermes ha venido a 

confirmarme lo dicho por Eolo,

¡qué sentiste un fulgor en tu 

pecho!


Veo a las estrellas y quisiera que

tú y yo formemos una constelación,

para ser inmortales, ¡qué enero sea

eterno!


¡Venid conmigo a pasear por los

astros! Escojamos nuestro puesto

en el cielo, seamos estrellas, seamos

eternos, qué nos vean los cómplices 

de Prometeo para siempre en el 

firmamento, ¡hagamos valer para 

siempre enero!

miércoles, 6 de mayo de 2020

Incertidumbre

Quiero llorar mientras
escribo esto y que mis
lágrimas detengan los
latidos acelerados del
corazón.

¡Ay Dios! ¿Qué pasará?
La incertidumbre carcome
mis sentidos, y vivir es la
mejor esperanza que tengo.

Me hubiera gustado darte
un abrazo en tu lecho antes
de partir. Te fuiste, así como
los miles que a sus amados
desesperanzados vieron
cómo la llama de a quienes
aman se marchitaba hasta
que ésta se apaga.

Es de madrugada y no puedo
dormir, el dolor se apodera
en mí: no somos inteligencia
artificial, es de humanos sentir
empatía por los demás.

Los noticieros en mi país avisan
de malditos que a costa de la
pandemia que nos acosa con el
Estado buscan inmoralmente
enriquecerse, mientras en las
camas los ecuatorianos mueren.

Me duele, mi corazón late
rápido, soy humano.

Mi mujer descansa y escucho
su respiración normal. ¿Qué
haría si a ella la pandemia
le llegara a afectar? Es la
incertidumbre de no saber si
a quienes amamos de la noche
a la mañana dejen de brillar.

Vivimos en incertidumbre, nos
agobia el mañana, no sé tú,
quien lee mis letras, ¿qué
piensas de mis versos que
escribo en la madrugada?

¡Ay incertidumbre! Mi país
es un Estado fallido, y el
gobierno por más impuestos
clama: me siento asaltado,
mientras veo una noticia de
muertos que Caronte con el 
Covid clama. Qué indolencia, 
qué falta de empatía, tristes 
miserables que a todos engañan.

Mi corazón sigue latiendo
rápido: no sé el mañana. No
sé nada.