Ella pensó que era un para siempre,
y él también lo creyó. Se enlazaron bajo
un techo de vigas en solemne ceremonia,
y memorias fueron capturadas por los
los presentes.
Hubo señales que no se leyeron, que
decían no, que iba a ser fatídico. Mas
nadie piensa que iba a ser una melodía
que iba a perder su sonido. Nadie piensa
al comienzo que un enlace puede derivar
en un jardín gris, que sus raíces iban a
secar, y quedar en el olvido.
Se amaron en un principio fogosamente, y
el transcurso del tiempo fue echando sal
por doquier. El tacto se perdió, y todo fue
rutinario.Palabras que callaron, deseos que
se guardaron.
Muchas historias compartidas, echadas
en un baúl curtido de barro. Barrios y
calles que juntos caminaron, al ambular
en ellas les traiciona el ego al dibujarse
una sonrisa melancólica en la comisura
de sus labios.
Y ahora él camina sintiendo la falta
de tacto femenino que durante años
se había acostumbrado, aprendiendo
ahora a vivirlo, a volver a la fortaleza
fde estar solo, de ser un lobo, gritando
por la venta del alma de sus ojos que
lo auxilien para no caer en un pozo,
qué un hombre puede ser un lobo.
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Acabaron sin odiarse, sin rencores
a guardarse. Un soplo de viento
del universo fue el amor que se
profesaron, tan grande, que decidieron
partir antes de acabar desgarrándose.
L’amour est comme ça, l’amour soulage.