Poesía

Poesía

jueves, 28 de noviembre de 2024

L’amour est comme ça, l’amour soulage

Ella pensó que era un para siempre,

y él también lo creyó. Se enlazaron bajo

un techo de vigas en solemne ceremonia,

y memorias fueron capturadas por los

los presentes.


Hubo señales que no se leyeron, que 

decían no, que iba a ser fatídico. Mas 

nadie piensa que iba a ser una melodía

que iba a perder su sonido. Nadie piensa

al comienzo que un enlace puede derivar

en un jardín gris, que sus raíces iban a

secar, y quedar en el olvido.

Se amaron en un principio fogosamente, y

el transcurso del tiempo fue echando sal

por doquier. El tacto se perdió, y todo fue

rutinario.Palabras que callaron, deseos que

se guardaron.


Muchas historias compartidas, echadas

en un baúl curtido de barro. Barrios y 

calles que juntos caminaron, al ambular

en ellas les traiciona el ego al dibujarse

una sonrisa melancólica en la comisura

de sus labios.


Y ahora él camina sintiendo la falta

de tacto femenino que durante años

se había acostumbrado, aprendiendo

ahora a vivirlo, a volver a la fortaleza

fde estar solo, de ser un lobo, gritando

por la venta del alma de sus ojos que

lo auxilien para no caer en un pozo,

qué un hombre puede ser un lobo.

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Acabaron sin odiarse, sin rencores

a guardarse. Un soplo de viento

del universo fue el amor que se 

profesaron, tan grande, que decidieron

partir antes de acabar desgarrándose.


L’amour est comme ça, l’amour soulage.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Pensar para escribir, pensar para no quemarse

 La soledad acompaña mis pasos, siguiéndome

día y noche, recordando sin cesar mi estado.

Y yo te pienso como si fueses mía, pero no lo 

eres. Ni un ápice de conocimiento de cómo 

quemo por dentro tienes.


Te pienso y escribo estos versos para no

quemarme el alma, para no irme al 

infierno. Además, para sentirme menos

solo par


Te pienso como si fueses mía, y no lo 

eres. Quisera que mi boca fuese 

autónoma para que solo ella ante

ti mis sentimientos y emociones

se manifiesten.


Te pienso y te quiero confesar el delirio 

que me provoca quedarme en silencio,

sin confesarme, sin decir ni un pío, todo

en la nada, por mi cobardía, por miedo.


Y es que lastima ser rechazado, y yo 

no sé si tus palabras serán de bienvenida,

o de rechazo. O unas simples palabras 

que siguen siendo de rechazo, pero educadas,

elaboradas...


¡Ay! ¡Cómo te pienso! Quiero todo de ti,

enviarte señales, y confundir tu mente

para que aparezca en tu ser alguna idea

de que te quiero solamente para algo 

serio, eterno.


Te pienso reviviendo el verdemar de 

aquellas pupilas que hipnotizan, que 

yo miré, que yo fijé por segundos, las 

mías contra las tuyas, y que aparté

por el miedo... el miedo a no verte

más.


Y es que si me confieso, pupilas 

verdemar, me arriesgo a no verte

más, pues el rechazo vuelve todo

extraño, y prefiero callar:  es muy bello, 

es muy hermoso el poder verte, 

es preferible el silencio a no verte 

más.


He encontrado una verdad, que puede

ser no tan cierta: es mejor callar que 

confesar. Muy alto el precio a pagar 

por un repudio. Incomodarte e 

incomodarse al verse. Callar es paz

para ella y tormento para el poeta, pero

es de aquellos tormentos que permiten

escribir estos versos. 


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Me quedo viendo el cielo, y me siento 

acompañado por las estrellas. Así como

ellas centellean, y no se olvida uno de 

verlas, así yo recuerdo en esta noche

el brillo que dejas, siento tú equiparable

a una de ellas.