¿Qué decir si las manos están
frías y ella amurallada tras una colina?
Ella emana ternura. Ella, a quien
mis versos se entregan.
Dadme una señal para no
perderme entre las miles de
estrellas. En el infinito de ellas,
una eres tu. Permíteme llegar.
¿Dónde estás?
Eres luz en el horizonte,
resplandeces en la noche.
Ilumina mis pasos, para
alcanzar tu mano.
¡Ay! ¡Las estrellas! Una muralla te
protege como a Helena en Troya.
Dejadme ser los aqueos
guíandome por ellas, tú,
la estrella...
Nice! Me gustó, llegué aquí por tw. Me encanta la poesía. Saludos
ResponderEliminarMe alegra saber que le haya gustado
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