Son palabras calladas, ¿para qué
hablar si nos podemos rozar?
Arrinconas el silencio en mis manos,
con ellas juegas con tus labios, la
ternura, una lágrima, la jovialidad
eternizada en nuestros pasos…
Los almendros de rosado se pintan,
los viñedos brotan sus uvas: es tiempo,
es hora, de echar tierra y comenzar
los cimientos…
El tiempo continúa su inmortal
envejecimiento, el sol, su luz,
seguirá irradiando sus invisibles
versos, y tú… tú seguirás siendo
viento…
viento…
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