descansaba su cabeza en el
pecho de ella, la suavidad del
seno, mientras se relajaba al
escuchar su corazón palpitar.
Ahora mira su lápida, el
campanario sonar, el
sonido de una lágrima que
no puede resistir guardar.
Recordaba las flores que a
ella regalaba. Su candidez
de carmín, las mejillas se
coloreaban. Un bacio de
su Beatriz le respondía,
así, al paraíso cada vez
más ascendía.
Ella agonizó. Dio un suspiro,
y el aliento se escapó... Él,
no contenía nada...Sal de sus
ojos, gotas, humedecieron
la manta de la mujer que
amaba.
Aquellos tiempos de verano,
el trinar del colibrí en los
parques donde sus huellas
iban dejando...melodía
universal de paz, natural.
En mármol esculpieron su
nombre. Él lo observa con
sus pupilas vidriosas por el
llanto.
La perdió. La perdió. Ascendió
rápido, aleteando como el colibrí
que en los parques escucharon...
El día en que ella le ofreció su
cariño, bien ganado y merecido,
ella resplandecía con su vestido
de blanco. Era bella, se decía él,
un ángel que tropezó con la tierra,
y que al final, sus alas la llevaron
alto...
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