Poesía

Poesía

domingo, 9 de marzo de 2025

Almohada

He sentido la dulzura de su 

Piel bajo mi almohada. 


Recuerdo su cabello, sombras

De terciopelo que ondeaban

Bajo una noche estrellada. Sus

Manos de nácar son hilos

De marfil que quiero ver 

Enmarcadas en mi espalda.


Mi deseo es fundirme en un 

Abrazo con ella, que sus uñas

Se claven contra mi espalda,

Invitándola a ser uno bajo las

Sábanas.


Ella es de nácar y seda, he

Guardado su memoria de piel

En mis yemas. Dos palabras es

Lo que de ella siento. Dos 

Palabras, nada más que esas

Dos que retumban en mi 

Almohada.


Y es que dos palabras suyas 

Podrán salvarme de este nudo

Que embriaga mi día y noche,

Pensándola, echándola de menos,

Inspiración celestial de cielo.


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Te invito esta noche a disfrutarla,

Mujer de mis venas. Cada 

Palpitación, cada agitación, nació

De pensarte, de manifestarte. 


Y quiero decirte las palabras más

Románticas, que son las que me 

Alcanzan, gritar al cielo que son 

Sólo dos palabras, y por ahí

Adornarlas con otras igual de 

Bellas, de nácar.


Lo que te quiero decir es que el

Olor que dejaste sembrado es un

Ungüento que salva, flor, tú el

Rocío después de la tempestad,

Dulce sensación que no es un 

Espejismo, es realidad, una

Sinfonía, una partitura, paz.


Murmuro tu nombre, tu apellido…

Anhelo escucharlo de tus labios,

Remanso el espacio, dulce 

Inocencia al amanecer, me 

Arrullas respirando. 


Por siempre serás mi gran

Epifanía de amor y paz, tú,

Rosa siempre en primavera, 

Eterno amor, dulce néctar, el

Zumo que anhelo yo. Tú. Yo.

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