Poesía

Poesía

lunes, 24 de diciembre de 2012

Suspirar


¿Qué cruza por tu mente, amor
 mío? ¿Qué mal presagio te ha
 envenenado? Mira ¿Sabes qué es?
Es mi mano que se entrelaza
entre la tuya. ¿Me sientes?

Flor de primavera, te amo como
la ola a  la playa, y la arena al agua
salada. Son lágrimas que vierten
de mi, no de algún triste recuerdo:
es la emoción de que digas: solo
para un hombre soy.

Camino por las calles, me
pregunto que quiero. ¿Soledad?
¿Vanagloriarme de falsos profetas
que hablan de solteros que se
respetan? Camino, y pienso: si
existen dos sexos, es porque
ambos deben complementar.

Hemos compartido cartas.
Palabras tuyas que he aprendido
a acariciar. Mi mujercita de
porcelana, alejad los fuegos
fastuos que te quieren llevar.

Caminamos al agua, la mar canta
sus olas bramar. Nos purifica, y
en ella nos hundimos, al fondo del
mar. ¿Ves? Somos inmortales.
Decidme ¿Le temes a la
inmortalidad?

Un beso no es nada más que
aquello que nuestra alma quiere
expresar. Por eso se nos hincha el
pecho. Y los escalofríos, no es
nada menos lo que nuestro ser
desea aceptar.

Son húmedos. Tus brazos en mi
cuello para un beso a esperar.
Mas tu me alcanzas, antes que
pueda llegar. Y ahí, siendo testigo
el cielo, en un cálido beso,
dejamos al alma desfogar
.
¿Escuchas unas campanas? ¿Qué
será? Nos acercamos al ruido, y
una pareja ruiseñosa recibe arroz,
 y pienso, falto yo. Me miras, tus
mejillas son de carmín, tus labios
 también ¿Piensas lo mismo que yo?

Me despierto, ha sido un sueño.
Mi brazo rodea tu cintura,
duermes apaciblemente. Te beso
la mejilla, y suspiro...

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