Poesía

Poesía

domingo, 8 de diciembre de 2024

Querer sentir

Quiero sentir amor, que tus brazos

me encierren en un abrazo

conmovedor, que tu piel sea una

con la mía. Es mucho pedir, lo sé,

y por eso prefiero regar tinta en 

papel.


Me gustas tanto. Y no tengo

palabras para expresar la 

inefable fuerza que retumba

en mi pecho que arde por 

gritar al cielo que te deseo.


He llegado a comprar una 

lapicera fuente Montblanc para 

tener entre mis manos gracia,

y así con ella escribir mis más 

profundos deseos en versos 

que tú, sólo tú, me inspiras,

mujer rizada, a pronunciarlos

en versos.


Candor temporal, no puede ser

otra cosa más, pues estallará el

haber custodiado tanto deseo,

tantas palabras que abrigan 

el haberte pensado como mía,

y cuando eso suceda, aunque 

duela al comienzo, exhalaré paz

al llorar, pues de ti, verdemar, se

me hace imposible revelarte todo

mi ser, mi yo, porque es mejor 

callar, que no vernos nunca más.


Soy hombre, y como tal, aguantaré

y cuando toque, lloraré. 

Así como uno mira una obra de arte

Así como uno mira una obra de

arte, ensimismado frente a ella,

en una galería, así te veo y 

escucho, arte tú, clavando

con disimulo mis pupilas contra

las tuyas.


Es un placer, solaz, complacencia,

imaginarme cómo se ve ante el 

el verde claro de tus ojos todo

aquello que miras, porque el

fulgor del rastro que como estela

dejan es poesía.


Mas me siento como un truhan,

sabiendo que todo aquello que 

me nace decir, si lo expreso,

haría que desaparezcas para

siempre de mi vida, un nunca 

más, ni un adiós, y soledad.


Me avergüenza pensar que te

pienso como si fueses mía, pues

soy empático, y me pongo en 

tus zapatos.


Mi corazón abatido reconoce 

que las palpitaciones son por ti,

y muero por confesártelo, pero

sé que debo callar, pues yo me

ciño a la profesionalidad.


Confieso, eso sí, que hubiese

amado conocerte en circunstancias

normales, y no por un grito auxiliar.


Te ves como el sol, hermosa

poesía de manos finas. Espero

que encuentres a alguien que

te haga sentir los escalofríos

que yo no podré dar, que me

arde por dentro de haber 

podido entregar.

You are a joy to watch, listen and talk.

Sentir

Tus palabras son de almíbar, 

y tus ojos lindos como verdes

claveles. Mirarte es placentero,

escucharte es paz y cordura,

y tocarte… ¡debe ser sublime,

un momento inmortal!

martes, 3 de diciembre de 2024

Mirad a la gitana

Mirad a la gitana bajo la luz

de luna, luna de estaño, 

bailar con su vestido verde

pino el tango. Mirad cómo se 

deslizan sus tacos sobre la 

pista de baile, disfrutad la 

armonía de sus pasos.


Se me acerca un mocito a 

decirme al oído “qué bien se ve

la gitana con su vestido verde 

entallado. Mirad sus curvas lisas,

y fijaos en sus ojos sombreados.”

Se levanta y me deja abandonado

mirando cuasi frente a frente se

tratara, el azabache de sus  ojos

blandos. La gitana se sienta y me

dice “te animas a bailar”, y por sentir 

su espalda y su mano,cercanía, 

con ella me levanto.


Piel de seda, una silueta esculpida

de mármol, sentí su figura frágil,

al agarrar su mano y su espalda 

al compás de la pieza de tango. 

La sentía delicada como sostener

porcelana en las manos. Mil

escalofríos de verano en mí 

rondaron.


Bailar con la gitana, sentir su

vestido entallado, es chocolate 

caliente en frío invernal: cálidos

escalofríos que rozan el alma,

pinceladas de rojo sangre 

bajo la nocturna almohada.

jueves, 28 de noviembre de 2024

L’amour est comme ça, l’amour soulage

Ella pensó que era un para siempre,

y él también lo creyó. Se enlazaron bajo

un techo de vigas en solemne ceremonia,

y memorias fueron capturadas por los

los presentes.


Hubo señales que no se leyeron, que 

decían no, que iba a ser fatídico. Mas 

nadie piensa que iba a ser una melodía

que iba a perder su sonido. Nadie piensa

al comienzo que un enlace puede derivar

en un jardín gris, que sus raíces iban a

secar, y quedar en el olvido.

Se amaron en un principio fogosamente, y

el transcurso del tiempo fue echando sal

por doquier. El tacto se perdió, y todo fue

rutinario.Palabras que callaron, deseos que

se guardaron.


Muchas historias compartidas, echadas

en un baúl curtido de barro. Barrios y 

calles que juntos caminaron, al ambular

en ellas les traiciona el ego al dibujarse

una sonrisa melancólica en la comisura

de sus labios.


Y ahora él camina sintiendo la falta

de tacto femenino que durante años

se había acostumbrado, aprendiendo

ahora a vivirlo, a volver a la fortaleza

fde estar solo, de ser un lobo, gritando

por la venta del alma de sus ojos que

lo auxilien para no caer en un pozo,

qué un hombre puede ser un lobo.

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Acabaron sin odiarse, sin rencores

a guardarse. Un soplo de viento

del universo fue el amor que se 

profesaron, tan grande, que decidieron

partir antes de acabar desgarrándose.


L’amour est comme ça, l’amour soulage.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Pensar para escribir, pensar para no quemarse

 La soledad acompaña mis pasos, siguiéndome

día y noche, recordando sin cesar mi estado.

Y yo te pienso como si fueses mía, pero no lo 

eres. Ni un ápice de conocimiento de cómo 

quemo por dentro tienes.


Te pienso y escribo estos versos para no

quemarme el alma, para no irme al 

infierno. Además, para sentirme menos

solo par


Te pienso como si fueses mía, y no lo 

eres. Quisera que mi boca fuese 

autónoma para que solo ella ante

ti mis sentimientos y emociones

se manifiesten.


Te pienso y te quiero confesar el delirio 

que me provoca quedarme en silencio,

sin confesarme, sin decir ni un pío, todo

en la nada, por mi cobardía, por miedo.


Y es que lastima ser rechazado, y yo 

no sé si tus palabras serán de bienvenida,

o de rechazo. O unas simples palabras 

que siguen siendo de rechazo, pero educadas,

elaboradas...


¡Ay! ¡Cómo te pienso! Quiero todo de ti,

enviarte señales, y confundir tu mente

para que aparezca en tu ser alguna idea

de que te quiero solamente para algo 

serio, eterno.


Te pienso reviviendo el verdemar de 

aquellas pupilas que hipnotizan, que 

yo miré, que yo fijé por segundos, las 

mías contra las tuyas, y que aparté

por el miedo... el miedo a no verte

más.


Y es que si me confieso, pupilas 

verdemar, me arriesgo a no verte

más, pues el rechazo vuelve todo

extraño, y prefiero callar:  es muy bello, 

es muy hermoso el poder verte, 

es preferible el silencio a no verte 

más.


He encontrado una verdad, que puede

ser no tan cierta: es mejor callar que 

confesar. Muy alto el precio a pagar 

por un repudio. Incomodarte e 

incomodarse al verse. Callar es paz

para ella y tormento para el poeta, pero

es de aquellos tormentos que permiten

escribir estos versos. 


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Me quedo viendo el cielo, y me siento 

acompañado por las estrellas. Así como

ellas centellean, y no se olvida uno de 

verlas, así yo recuerdo en esta noche

el brillo que dejas, siento tú equiparable

a una de ellas.



martes, 29 de octubre de 2024

Luna creciente


 

 

Por debajo de su cuello de nácar se

aprecia una luna creciente estampada

en la piel. Ella habla y mi mirada se

abandona apaciblemente en verle la luna

grabada en la tersura de su piel.

 

Yo sé que no dormiré. Y escribo estos

versos a la luz de una vela, en pleno

siglo veintiuno, rodeado de oscuridad,

mientras pienso en su luna creciente,

y al cerrar mis ojos veo luz de estaño

que brota del grabado de su piel.

Es que es luz de luna, luna y tersura.

 

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La luna creciente pintada en el lienzo

de su piel me desvela. Y es porque

sólo quiero soñar despierto, imaginando

las yemas de mis dedos surcando por

debajo de su cuello, acariciándola como

si de un último beso se tratara.

 

¡Ay la luna! Sus poros son el mar de

estrellas que la rodea. Ella hablaba,

y yo en la tarde y ahora en la noche,

recordaba tanta gracia marcada en piel,

que me vi en la obligación de escribir

esto para plasmar un recuerdo. 

 

Y verle la luna creciente en la tersura de

su piel, tan natural, rodeada de poros

que son estrellas, siento mientras escribo

estos versos que me encontré en el cielo.

 

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Luz de estaño que por debajo de su

cuello, y diestro, reboza por tener a

perpetuidad una marca de luna

creciente. Es de madrugada, no hay

luz, y he encendido otra vela. Trato de

encontrar la quietud del alma pensando

en la verde naturaleza, como si de una

meditación se tratara, pero el susurro de

un dulce recuerdo de la mañana danzó

en mi mente: el verdemar de sus pupilas,

verdemar que abunda en miles de matices

en la verde naturaleza.

 

No dormí, pero fui feliz mientras duró,

diciéndome que jamás he visto unas pupilas

tan claras, y el recuerdo de verle la luna

creciente remarcada en la seda de su piel.

 

Y ella jamás sabrá que escribí esto: son

versos de más para apaciguar el desmadre

que un poco de belleza logra evocar: un

torbellino de emociones, de olas de calor,

de dulces escalofríos, y el desvelo.

 

 


domingo, 1 de septiembre de 2024

Te quiero toda, así como eres

 

Te quiero toda, así como eres,

y quiero expresarlo, pero es 

difícil acariciarte con palabras

al ser inefable la llama que me

abraza.

Te quiero toda, así como eres, 

y me carcome por dentro no

encontrar la lucidez para 

ser valiente.

Te quiero toda, así como eres, 

verde apacible como un paisaje,

un relieve, tus ojos diáfanos y

y tus manos tejidas bajo la penumbra 

de la luna de estaño, donde cada

dedo es una vertiente lisa entre

campos verdes.

Te quiero toda, así como eres,

una mente que atrae con 

fuerza como los remolinos de mar:

quisiera ahogarme en tus 

pensamientos para que me pienses

al ya no verme.

Te quiero toda, así como eres,

y no diré una palabra, guardando

en silencio este inefable deseo de

expresarlo sin miedo, por temor

a ahuyentarte, por temor de no

verte más. 

………………………………………………

Te quiero toda, así como eres,

verde como la costa del piélago

Pacífico, diáfanos y verdes como

los lagos de montaña que reflejan

color esmeralda. 

Te quiero toda, así como eres,

una composición literaria de

belleza, eres los versos de Cátulo

a Lesbia.

Te quiero toda, así como eres, y

pienso… y pienso las mil y un 

maneras de  poder ser valiente. 

Puedo caminar en calles oscuras,

pero me da  pavor, en cambio, de 

desnudar mi alma frente a la tuya.

domingo, 25 de agosto de 2024

Hermosa soledad

Hermosa soledad que vienes en

verano a taparme con tu manto.

Ella ya no está, pero los recuerdos

de aquellos momentos donde 

reímos, quiero que tú, dulce soledad,

me acompañes para no recordarlos.


Hecho de menos el dónde y cómo 

volcar mi afecto, aunque haya sido 

en parte pétreo. Pero por ser justo

así, pétreo, os pido a ti, dulce soledad,

que transmutes mi alma en hielo.


En hielo para olvidarme qué es sentir,

en hielo para no echar de menos afecto,

en hielo para olvidarme del tacto de

acariciar a una mujer con piel color nácar,

lisa como el terciopelo.


Soledad garduña de imágenes lúbricas,

deseo mi corazón escarchado; ayudadme

a buscar esa cueva donde nadie me vea, donde las lágrimas se congelan, donde

siempre es invierno, y el céfiro hiela.


Dadme una escapatoria, dulce soledad, 

al dolor que tú misma alimentas. O una

salvación: una de mujer que me ame por

ser quien soy.

martes, 20 de agosto de 2024

Adiós

¿Me preguntas qué quiero mientras

tiernas lágrimas brotan de tus ojos

acastañados fijando tus pupilas en

las mías? ¿Cómo despedirme si te

veo llorar y juré darte felicidad?


Hubo momentos donde rezumaba 

amor en nuestros pechos, voz in

crescendo, manos entrelazadas,

juntos nuestros alientos. Hilaridad

y llantos compartidos, frenesí y

delirios, sustantivos y verbos.


La impaciencia del corazón de

no conocer su camino, la prosa

desdibujada de su bosquejo, las

tiernas palabras que quedaron en 

el viento.


Sí, hubo  momentos donde

nuestro amor era pámpanos,

y llegó a ser vid. Mas carámbanos

en noches de invierno como espada

sangrienta por maldecidos verbos

apuñalaban mi pecho. 


Ahora somos dos conocidos que si se

ven se sonreirán, y cada uno por su 

camino. Hemos sentido la hiel del 

sendero que tomamos una vez, para

no volver.


Ahora que sólo somos dos individuos, qué

encuentres a aquél con quien compartirás 

la ambrosía y néctar, aquél que esparza 

semillas en tu campo. 


No hay mejor deseo que aquellos que

atraviesan lo más recóndito del alma,

y los míos atraviesan su infinito, y tal

vez, tal vez, en otra vida seremos aquello

que alguna vez lo pensamos y quisimos.