Poesía

Poesía

domingo, 1 de septiembre de 2024

Te quiero toda, así como eres

 


Te quiero toda, así como eres,

y quiero expresarlo, pero es 

difícil acariciarte con palabras

al ser inefable las llamas que me

abrasan.


Te quiero toda, así como eres, 

y me carcome por dentro no

encontrar la lucidez para 

ser valiente.


Te quiero toda, así como eres, 

verde apacible como un paisaje,

un relieve, tus ojos diáfanos y

y tus manos tejidas bajo la penumbra 

de la luna de estaño, donde cada

dedo es una vertiente lisa entre

campos verdes.


Te quiero toda, así como eres,

una mente que atrae con 

fuerza como los remolinos de mar:

quisiera ahogarme en tus 

pensamientos para que me pienses

al ya no verme.


Te quiero toda, así como eres,

y no diré una palabra, guardando

en silencio este inefable deseo de

expresarlo sin miedo, por temor

a ahuyentarte, por temor de no

verte más. 


………………………………………………

Te quiero toda, así como eres,

verde como la costa del piélago

Pacífico, diáfanos y verdes como

los lagos de montaña que reflejan

Color esmeralda. 


Te quiero toda, así como eres,

una composición literaria de

belleza, eres los versos de Cátulo

A Lesbia.


Te quiero toda, así como eres, y

pienso… y pienso las mil y un 

maneras de  poder ser valiente. 

puedo caminar en calles oscuras,

pero me da  pavor, en cambio, de 

desnudar mi alma frente a la tuya.









domingo, 25 de agosto de 2024

Hermosa soledad

Hermosa soledad que vienes en

verano a taparme con tu manto.

Ella ya no está, pero los recuerdos

de aquellos momentos donde 

reímos, quiero que tú, dulce soledad,

me acompañes para no recordarlos.


Hecho de menos el dónde y cómo 

volcar mi afecto, aunque haya sido 

en parte pétreo. Pero por ser justo

así, pétreo, os pido a ti, dulce soledad,

que transmutes mi alma en hielo.


En hielo para olvidarme qué es sentir,

en hielo para no echar de menos afecto,

en hielo para olvidarme del tacto de

acariciar a una mujer con piel color nácar,

lisa como el terciopelo.


Soledad garduña de imágenes lúbricas,

deseo mi corazón escarchado; ayudadme

a buscar esa cueva donde nadie me vea, donde las lágrimas se congelan, donde

siempre es invierno, y el céfiro hiela.


Dadme una escapatoria, dulce soledad, 

al dolor que tú misma alimentas. O una

salvación: una de mujer que me ame por

ser quien soy.

martes, 20 de agosto de 2024

Adiós

¿Me preguntas qué quiero mientras

tiernas lágrimas brotan de tus ojos

acastañados fijando tus pupilas en

las mías? ¿Cómo despedirme si te

veo llorar y juré darte felicidad?


Hubo momentos donde rezumaba 

amor en nuestros pechos, voz in

crescendo, manos entrelazadas,

juntos nuestros alientos. Hilaridad

y llantos compartidos, frenesí y

delirios, sustantivos y verbos.


La impaciencia del corazón de

no conocer su camino, la prosa

desdibujada de su bosquejo, las

tiernas palabras que quedaron en 

el viento.


Sí, hubo  momentos donde

nuestro amor era pámpanos,

y llegó a ser vid. Mas carámbanos

en noches de invierno como espada

sangrienta por maldecidos verbos

apuñalaban mi pecho. 


Ahora somos dos conocidos que si se

ven se sonreirán, y cada uno por su 

camino. Hemos sentido la hiel del 

sendero que tomamos una vez, para

no volver.


Ahora que sólo somos dos individuos, qué

encuentres a aquél con quien compartirás 

la ambrosía y néctar, aquél que esparza 

semillas en tu campo. 


No hay mejor deseo que aquellos que

atraviesan lo más recóndito del alma,

y los míos atraviesan su infinito, y tal

vez, tal vez, en otra vida seremos aquello

que alguna vez lo pensamos y quisimos.