Poesía

Poesía

sábado, 25 de septiembre de 2010

UNA TERRIBLE PESADILLA

La tormenta se acerca
y empuña con sus rayos
la tierra. La electrifica
y siembra sal por el
camino que deja

Siembro sal y me
perturba el hecho que
con tanto esfuerzo no
crece la semilla que no
germina

No germina por errores
que he hecho, y por eso
me arrepiento, por todo
lo dicho y hecho,
si tan solo la estupidez pudiera
encotrar su camino en
algún trecho que no
encuetro.

No sé en que se haya
todo esto, pero sé que
con esfuerzo lograré
que germine la semilla
que con alma y cuerpo
sembré en el corazón
de aquella mujer. Si es
que la sembré...

Me dicen principito
por cuestionar el cauce
de todo esto, porque no sé
por donde fluctúa la rivea
que fecunda el fértil suelo.

Si tan sólo supieras como
duele el cuestionar si aquello
que sembré planeándolo por
meses enteros, si germinará
a pesar de tu timidez en tu
más íntimo pensamiento.

Escribo estos versos con
la esperanza que lo mío
tenga la reciprocidad que
tanto anhelo, ya que no
quiero que esto se convierte
en algún lamento.

No quiero lamentos, sno
la dicha por la cual los
poetas escriben con el
arduo esfuerzo sus versos
que prenden fuego.

Quiero iluminar aquel corazón
que tanto me cuesta conquistar,
porque en ella yo pienso, y el
rayo que no siembre sal, sino
algún tallo del cual la flor nacerá.

Así como en la primavera
la vida se renueva, tu solo
pensar llena de entusiasmo
mi soledad.

Las lágrimas afloran, mas
no por tristeza, sino por
angustia del no saber si
esta barca se detendrá,
matando ilusiones que el
tiempo ha tejido con tanto
esmero.

Quiero una oportunidad
para contigo estar, deseo
tantas cosas que no me
atrevo a mencionar, porque
no quiero presionarte ni
atemorizarte.

Y me despido para dormir
y ver si alguna respuesta
cuando me levane encontraré,
porque eso dará la satisfacción
que mis errores pueden ser
limpiados, mas no borrados...

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